martes, 30 de junio de 2009

La constante, el Mar Caribe. La novedad, Venezuela. Tiempo de cambios!!

Y es que en esta última semana ha habido cambios, sí.
Por orden… para empezar he salido de Colombia para entrar en Venezuela. :)
He pasado al tercer piso, o sea, a la treintena :O
Me he comprado un billete a Québec para dentro de un mes, con lo que será la salida de la interesante y querida Suramérica :(
Y por último, por fin he salido del calor infernal del caribe :D

He llegado esta mañana a Mérida. Cuidad rodeada de montañas y en la que no se suda sólo con respirar. Yupiiii.
No como la última ciudad, Maracaibo, y todo mi último mes en Colombia....

Así que en eso estoy ahora, viendo como me viajo este nuevo país ;)

Por mucha pena y sentimiento raro que me dejó dejar Colombia, lo hice hace una semana. No sin antes disfrutar unas semanas más del estupendo Mar Caribe, eso sí!!
Regresé por un par de días a Taganga para terminar mi curso de buceo... y acabé quedándome una semana porque Katie y Nick (un amigo suyo) se vinieron para allá.
Y es que Katie ha sido también una cuasi-constante en Colombia para mí y si cuesta dejar gente conocida según viajas, más cuesta dejar amigas. Así que mereció la pena ese último finde por Taganga con ella.
Pero también había que seguir camino y esta vez tocaba el inhóspito Cabo de la Vela (foto) en La Guajira. Es la parte más oriental del país, un desierto que se junta con el mar en perfecta armonía. Un sitio que tenía en mente desde que decidí venir a Colombia. Ese sitio que la mayoría de la gente ni sabía donde estaba, ni que existía. Cosa que me hizo desearlo con más fuerza. Porque Colombia ha sido genial por su gente, comida y sencillez para manejarme con todo, pero también echaba de menos tratar con indígenas como venía haciendo el los países anteriores. Quería conocer lo más autentico del país y salir de la influencia de la "globalización". Y ahí en el Cabo sobran los indígenas.
Tras coger un transporte que me dejó en Uribia - el pueblo más desordenado que yo haya visto nunca - y esperar tres horas a que saliera el siguiente transporte para ir al Cabo, tuve la suerte de encontrarme con dos turistas y resulta que conocía a uno de ellos. Yupiii!! Y fue así como Pietro y Tristan se convirtieron en mis compañeros de viaje durante los siguientes días. Y menos mal, porque el Cabo no hubiera sido tan bueno sin ellos.
Me encantó el sitio, claro está. Un sitio mágico donde el desierto rojizo muere en una playa de aguas azules, saladiiisima y plana como un plato! (foto) No había nada que hacer excepto recorrer un faro y una colina y eso hicimos... con una familia Colombiana que nos invitó a unirnos a ellos.

Dos noches allí fueron suficientes y regresamos a la semi-civilización parando en Manaure para ver sus minas de sal. Eran como campos de fútbol (foto) con un poco de agua del mar que entraba por "freación" expuesta al sol para que se evaporada y dejara la sal. Y todo ahí al lado del pueblo como para poder ir caminando en medio del desierto. Muy curioso la verdad.
Y con esto se acabó Colombia después de casi tres.
Los chicos también venían hacia Maracaibo así que hicimos el viaje juntos hasta aquí.
Como dato curioso mencionaré que nos hicieron lavarnos las manos antes de entrar en el puesto fronterizo en Colombia y rellenar un cuestionario sobre la influenza al salir.
Y también es increíble la cantidad de controles que tuvimos que pasar al entrar en Venezuela. Solo te pedían el pasaporte, pero si no nos tocó enseñarlo 20 veces no nos tocó ninguna.
Y bueno, asi pasé casi una semana en Maracaibo en casa de Luís, un CS de lo mejorcito. Ciudad conocida por su lago pero no por su belleza la verdad, porque no tiene apenas nada para ver o hacer. El centro es bonito, lleno de casitas pintadas de colores (como ya había visto muchas veces en Colombia, a estas alturas)
Los chicos se fueron hace unos días pero yo, dada la gente increíble que he conocido este finde decidí quedarme aquí a pasar mi cumple en buena compañía. Que los 30 no se cumplen todos los días y lo más importante es pasarlo bien acompañada, no?

Asi que ayer me volví treintañera y tuve una pequeña reunión en la que nos reunimos 10 personas (foto). Fue genial. Con tarjeta de felicitación y tarta incluida!

Y ayer fui (poder poder decir que he hecho algo por los alrededores) a la Laguna de Simanaica con otros CS. Una laguna que le da el nombre a Venezuela. Está hecha de casitas como en islas flotantes (foto) y al parecer a los españoles al verlas les recordó a Venecia en pequeñito... y de ahi Venezuela.

Y ahora, aquí en Mérida disfruando de un clima ideal. Deseando salir este finde a bailar un poco de salsa. Que me ha dicho Manuel, mi nuevo CS, que por aquí también se baila. Y que mejor para celebrar mi cumple que echarme unos bailes??
Cuando tenga un rato os informaré un poco de la impactante situación cambiaria que viven los pobres venezolanos. Chávez se esta cargando el país de una forma que no es normal :S.
Si me oyera, me echaban del país, jajaja

lunes, 8 de junio de 2009

Costa Caribeña: Cartagena, Playa Blanca, Tayrona, Taganga, Cartagena

Y es que después de salir de Bogota y pasar unos días de relax en San Gil y visitar un pueblo cercano llamado Barichara (que tiene la etiqueta oficial del pueblo más lindo de Colombia) al final llegué a la ansiada costa caribeña y así reunirme con Katie otra vez.
Y madre mía, fue bajarme del bus y casi me da algo. Creo que nunca había estado en un clima tan húmedo en toda mi vida. El calor era insoportable y lo de sudar tomó un nuevo significado para mí.
La ciudad de Cartagena es tan bonita como todo el mundo decía que seria. La muralla es increíblemente bella y ancha. Se puede caminar por ella en todos los puntos. En uno de sus puntos hasta hay un bar! La afamada terraza Café del Mar en la que ponen musiquita house y electrónica mientras te puedes tomar algo mirando al mar.
Para salir del calor infernal me fui un par de noches con Flor (la chica Suiza que conocí en Bogota) a Play
a Blanca (foto). Una playa de la Isla Baru (isla cercana a Cartagena) que todo el mundo recomendaba. Y sí, mereció la pena y muuucho.
Arena blanca, dormir en hamacas (mi primera vez, pero no la última), fresquito nocturno y hasta diurno! Se podía hacer snorkel y ver peces de colores y corales y todo rodeado de una relax que atrapaba a cualquiera.
La atmósfera era tan buena que era muy fácil conocer gente de todos lados.
Y lo bueno fue que todos los que conocimos volvían a Cartagena así que tuvimos la oportunidad de marcha como hacia tiempo. Hacia mucho que no me amanecía. Y regresar a casa caminando con la luz azulada del nuevo día mientras bordeaba la muralla y veía a los pescadores alistándose para salir a faenar... algo que ni con Mastercard!
Sobre todos los que conocí en Playa Blanca cabe destacar a Marta, Filip. Una pareja de polacos con los que he estado viajando 2 semanas.
Algo inusual en este viaje hasta ahora ha sido mi primera visita de colegas
de esa parte del mundo. Sergi vino por 12 días directito de las Europas y tras pasar un par de días aclimatándose (o al menos intentándolo) y visitando la ciudad, fuimos a un volcán de lodo a darnos un bañito (foto) luego pusimos rumbo a Tayrona junto con la pareja de polacos y Nadene (una chica australiana)
Y que decir del Tayrona... un sitio que la gente no deja de recomendarte incluso mucho antes de entrar en Colombia!
Es un parque nacional con playas paradisíacas (foto). Para mi, mucha gente, la verdad. Pero aun así no pierd
e su belleza. Tras una hora y media de caminata en medio de la selva (porque hay que cruzar selva para llegar a las playas) estuvimos 3 noches durmiendo en hamacas en una playa llamada Cabo. Sitio donde casi todo el mundo se queda así que estaba bastante lleno. Ahí llegó también (un día más tarde) Katie y se unió al relax y disfrute playero. Tras 3 días en esa playa emprendimos la caminata a Playa Brava (foto). Pasando antes por unas ruinas de un antiguo pueblo de indígenas. Así tras 3 horas de caminata en medio de la selva llevamos a la playa más solitaria que yo haya visitado nunca. Y es que no había nadie más que la gente que cuidaba el sitio. Nos decían que en fechas especiales se llena pero que ahora estaba medio cerrado por falta de turistas. Y ahí que nos ves, sin comida ni agua, rogándole al hombre que nos preparara algo. Así que se fue al pueblo más cercano (3 horas) a comprarnos víveres para los próximos días.
Así que con el tema de la comida resuelto solo nos quedaba jugar con las olas, relajarnos en la hamacas, tomar el sol y disfrutar de la soledad de una playa paradisíaca solo para nosotros con la selva al fondo. Duro, eh?? ;)
Y como todo llega a su fin... salimos de Tayrona para ir a Taganga. Un pueblito de pescadores donde lo más popular es hacer submarinismo. Y como donde fueres haz lo que vieres... pues eso, que me he hecho el curso de Open Waters Diver. Un curso básico que te acredita para poder bucear en todo el mundo sin necesidad de un monitor. Genial!! Me encantó, como os podéis imaginar. Vimos cantidad de peces, langotas, corales
... increible (foto)!
Y así a lo tonto... ups, se nos acabaron los días de Sergi, así que regresamos a Cartagena, salimos una noche más para despedirnos de la ciudad como era debido y ayer se fue. Que penita me ha dado!! :( Se que lo pasó bien a pesar de las quejas varias por... achicharrase vivo con este sol justiciero, las picaduras de los mosquitos, el resfriado que se pilló, los dolores de cabeza por las pastillas antimalaria (que se empeñó en tomarse) y sus quejas por las caminatas selváticas, :P
Fue un verdadero placer tenerle por aqui
así que a ver si habla bien de la experiencia y así os animáis alguno más :D