jueves, 9 de abril de 2009

Adios Ecuador, hola Colombia!

Pues sí, tras casi dos meses en este pequeño pero completo país que es Ecuador ya tocó irse para otro. Así que ayer llegué a la esperada Colombia, por fin!!.

Como no podía ser de otra manera estas últimas 2 semanas en Ecuador han sido suuuper completas. He tenido de todo, playa, sierra, ciudad, volcán...

La ultima vez comenté que estaba en la playa en plan relax total, y aunque me costó cambiar de playa porque estaba en la gloria lo hice y me fui para Canoa (foto), otra playa más al norte (a 8 horas) en la que tuve la suerte de conocer a una gente increíble. Fue llegar y ya tenía muuchos amigos! Fue tan fácil que me costó creérmelo. La única “peguilla”... que todos hablaban francés, jajajaja

Pero bueno, verle el lado positivo así que ahí que me lancé a intentar refrescar el dichoso idioma del país vecino. Que para eso había dado clases el año anterior, no?

Y no es que todos fueran franceses pero había un suizo del cantón francés (Francoise), un alemán (Philipp) que hablaba perfecto francés, una canadiense de Québec, una francesa y un americano que renegaba de serlo y que también hablaba perfecto gabacho. Así que... ahí que estaba yo en medio de 5 francófonos intentando pillar algo... pero bueno, fueron buenos y claudicaron. Que para eso todos chapurreaban español y estamos en Sudamérica, no? ;) Y ahí ganaba yo de largo, jajaja

Lo importante es que lo pasé genial los 3 días que estuve en esa playa. Y que bonita!! Dicen que la más ancha de todo Ecuador y lo cierto es que era enoooorme. Ahí, aparte de tirarme al sol sin hacer nada más, me dije que tanto relax no era bueno e intenté hacer surf un día (que desastre madre mía) y como no se me dió muy bien tiré por el bodyboard. Mucho más fácil y disfrutable desde el primer momento.

Pero aún estando en la gloria, decidimos irnos para Mompiche (foto), una de las playas que más me había recomendado todo el mundo, por su belleza.

Y digo "decidimos" porque nos fuimos juntos Francoise, Philipp y yo en buena compañía.

Y oye, Mompiche es de lo que no hay. Como me alegro de haber ido. Que cuando tienes q cambiar 2 veces de bus y esperar en el último trecho que algún alma caritativa pase por donde estas tirado en medio de la carretera para que te lleven (que de hecho el primero que pasó, nos llevó) piensas en si habrá sido una buena decisión dejar la seguridad de Canoa y su gente. Pero sí que fue buena decisión porque es una de las playas más paradisíacas que he visto nunca. Qué poca gente, incluidos turistas, y qué poco de todo en el mini pueblo!. Un sitio con varios cortes de luz y de agua diarios. Con un solo sitio de internet que decían que iba a pedales y que ni me dio por intentar usar. Y venga a comer camarones (gambas pa los que no me entiendan) de mil maneras, y ceviche y pescadito empanado, conchas negras... Vaya atracón de pescado que me he dado en esas semanas que he estado en la playa. Ya temía por mi acido úrico :S

Cerca de ahí vistamos Portete (foto), una isla que ganaba a Mompiche en paradisíaca. Todo palmeras, arena blanca, sin turistas, locales agradables y cocos con agua bien fresquita, jeje

Pero todo lo bueno debe llegar a su fin a pesar de que estábamos de lujo porque en Mompiche no había ni olas para surfear ni para hacer body (y casi ni gente para tomar algo!!) así que al final Francoise se cansó y nos abandonó para irse a Quito.

Philipp y yo nos fuimos también pero al día siguiente y hacia Sua (otra playa que mejor ni pisar la verdad) Y como nos gustó taaan poco, nos fuimos después de una noche hacía la semi civilización. Semi porque paramos en Mindo antes de ir para Quito.

Mindo, mini pueblo turístico a tope, donde que hice algo nuevo hasta ahora: Birdwatching. Y lo pongo en inglés porque lo hicimos con dos americanos (John y Jesse) de lo más entusiastas que pueda haber. Y es que aunque había conocido ya en este viaje a gente que estaba metida en esta actividad, personalmente no lo había hecho nunca y no entendía tanto fanatismo por "simplemente ver pájaros" (foto). Y madre mía, sí que se lo tomaban en serio. Iban con sus guías con mil fotos y se volvían locos intentando identificar especies que nunca habían visto antes. Lo que pude reírme… y disfrutar. Aunque al final se me hizo largo (porque estuvimos 8 horas con el tema de ver pajaritos), me encantó. Me volvió loca, jeje Y me dijeron que tenía muy buen ojo para ello y que me tenía que comprar ya mismo unos prismáticos!! Y yo pensaba, "bueno, tampoco os entusiasméis tanto", pero lo cierto es que hasta me lo pensé por un segundo!!

Pero tengo que decir que creo que repetiré en alguna parte porque es bastante interesante. Vimos taaantos pájaros bonitos y variados... Y ahí me gané una invitación a Alaska por parte de John :O

Y si Mindo es famoso por algo es por sus colibríes (foto) así que os podéis imaginar la cantidad de ellos que vimos! En todos lados, en el mismo pueblo! Incluso había comederos en nuestro hostal así que venían al caer el sol a beber su agua con azúcar y podíamos disfrutarlos sin movernos de las hamacas de la terraza. Eso es vida!

En Mindo también fuimos a un mariposario (hermoso) y a un orquidiario (decepcionante, pero con foto) por ser las otras atracciones más conocidas del pueblo.

Pero todo se acaba y tocó volver a la gran (y nada apetecible) Quito.

Me tentó la idea de irme ya del país pero aún me quedaban cosas en el tintero por hacer que no quería dejar pasar como ver Otavalo y su mercado, que dicen que es el mercado de artesanías más grande de todo Sudamérica. Que no se si será verdad porque a mi me pareció grande y bonito pero tampoco nada tan increíble después de hacer visto mercados en Bolivia y Perú. Además no lo medí la verdad, jajaja. Al menos el estar acompañada fue un aliciente extra porque todo mi recorrido por Ecuador ha sido más bien sola menos estas últimas dos semanas.

Como no me puedo comprar nada de las mil maravillas que había a precios de risa por lo del maldito peso mochilero…acabé adquiriendo una pulsera y un collar por eso de que la tentación tiene un límite. Y que una no es de piedra y menos a esos precios. Lo justo para sentirme una turista más y volverme feliz a Quito tras dos días en Otavalo (foto).

Ahí también nos quedamos en casa de Julio, un CS local, así que la compra estaba aun más justificada si cabe por eso del ahorro en el alojamiento y de impulsar la economía local.

Y de regreso a Quito otra vez la tentación de escapar corriendo de Ecuador que ya empezaba a agobiarme. Pero en realidad era Quito, no Ecuador el que me dejaba fría así que vencí el malestar y llame a John, el CS de Latacunga que me dijo que cuando quisiera intentar la ascensión al Iliniza Norte le llamara a ver si el quería/podía. Que para eso él lo había hecho ya 3 veces y era un guía perfecto y sobre todo, barato. Porque una cosa es querer hacer una cosa así pero por los 100 dólares que cobraban en las agencias las ganas no eran tantas.

Conclusión, que tengo unas agujetas en las piernas que no me dejan caminar normal, aderezadas con unas buenas ampollas en ambos pies. Y es que la dichosa ascensión (y obviamente el descenso incluido) nos llevó (a los 3 íbamos, John, Philipp, y yo misma. Foto en el refugio) 10 horas de caminata para subir de los 3.950 metros a los 5.126 que tiene el volcán hasta su cumbre.

Otra vez más me sorprendió que la altura no me hiciera nada. Si, claro que la respiración se te acelera y el corazón parece que quiera salírsete del pecho, pero por lo demás todo fue genial. Subimos en tiempo record (según John, su record al menos). Y todo sin equipo de nieve ni cuerdas ni nada. Que para algo tiene que servir el cambio climático, no? Vamos, que ya no se puede considerar un nevado este volcán. Había un paso que llaman “De la muerte” que tenía un poco de nieve y que supongo que con mucha nieve si que es necesario hacerlo con cuerdas pero en este caso simplemente con ir con cuidado y no pisar en falso era suficiente.

Hubiera sido perfecto si el tiempo hubiera acompañado más. Que aunque no nos llovió en la subida (en la bajada un poco) tampoco despejo la niebla ni un solo momento. Solo al amanecer pudimos ver la cumbre a lo lejos (foto) pero a eso de las 06.15 se nubló y ya nunca más despejó. Y que mala suerte porque hubiera sido un goce poder ver prácticamente todos los volcanes del país. Que se pueden ver desde la cima y que era lo que más me motivaba a mí para acometer esta aventura. Pero bueno, si algo aprendí en estos dos meses es que lo de tener un día claro en esta época del año en Ecuador es casi imposible. Y ya tuve suerte con mis días de expedición al Cotopaxi y al Chimborazo así que no me podía quejar.

Aun así la experiencia fue de lo más gratificante. Lo único que tuve que lamentar es que se me olvidó mi muñeco de Goku en la cumbre.

Sí, amigos sí, mi cabecita despistada me jugó una mala pasada. Y tras hacerme varias fotos con él en la cruz de la cumbre (foto), me lo deje ahí. Paradito en la cruz haciendo su “kameame aaaah”.

Sabía que tarde o temprano se quedaría en el camino y que era una utopía que volviera a casa con él pero olvidármelo de esa manera me jodió y muuucho. Menos mal que me di cuenta ya de regreso en el pueblo que si no… la tentación de haber vuelto no me hubiera permitido descender en paz. Aunque al menos puedo decir que es el mejor sitio donde se me ocurre que pude habérmelo olvidado. Qué mejor sitio que la cumbre de un volcán a más de 5000 metros?

Y con pena en el corazón (sé que solo era un muñeco, pero a la vez era como mi amuleto para este viaje) y cansancio en todo el cuerpo, regresé por cuarta vez a Quito. Recogí mi mochila de casa de Paola que ya no me podía alojar por estar mudándose esa misma noche. Me despedí de ella con un gran sentimiento de gratitud y buscamos un hostal para la que sería mi última noche en Ecuador.

Y así, ayer por la mañana bien temprano me despedí de Philipp que se iba a la embajada a recoger su pasaporte provisional (le robaron en el bus a Otavalo de la misma manera que en su día robaron a Fran en el bus de Argentina. No sabes como me acorde de ti, brother!) y yo ponía rumbo a Tulcán, Ipiales y Pasto. Ciudad en Colombia donde me encuentro ahora en casa de Catalina, una chica de CS que esta siendo genial conmigo.

Y así continua mi aventura en un nuevo país. Con todas mis pilas cargadas para afrontar todo lo bueno y malo que me depare mi recorrido por la (mal) afamada Colombia. Que según todos los viajeros conocidos es una de las cosas más bellas que tiene este continente.

Espero que sigáis ahí para ir descubriéndolo conmigo.

Y ahora me voy a ver la procesión más conocida de esta ciudad, que para eso es Jueves Santo de Semana Santa.

Procesión que dicen que se parece a las de Sevilla por la cantidad de pasos que tiene y creo que tengo la obligación moral de ver si exageran o no.

Ya os contaré ;)

1 comentario:

Los Gallegos dijo...

Ay el Goku!!! Si quieres te mando el mío, que está en el salón muerto de risa en una etantería encima de la tele... eso sí, guardando la postura.

Lo de que te roben el pasaporte, efectivamente, es una putada, pero debo puntualizar que me pasó en Chile, en un autobús de Valparaiso a Mendoza. Con los argentinos todo bien. jajaja

Ayer mismo me crucé yo por delante de una virgen en procesión aquí en Conil, pero creo que no me reconoció, porque no me dijo nada...

En fin, a seguir bien y como los yo-yos, de arriba pabajo, del volcan a la playa, hasta que te hartes.

Un besito guapa!!